Una base científica en la Antártida es invadida por una extraña criatura alienígena que ha sido rescatada de una nave espacial accidentada miles de años atrás. Trasladada al campamento, los miembros de la expedición no tardan mucho en darse cuenta de las asombrosas capacidades del xenomorfo: la asimilación y duplicación de cualquier forma de vida que se encuentre suficientemente próxima, terminando, en consecuencia, con la vida del huésped inmediatamente anterior. Los integrantes de la base sospechan unos de otros y las horribles muertes comienzan a sucederse.
La principal dificultad achacable a lo que se muestra en la película a la que hacen alusión las líneas precedentes, La Cosa (The Thing, 1982), es el tiempo tan corto en el que parecen tener lugar las mutaciones de la criatura. El ADN que conocemos no funciona así de rápidamente. Para que el ADN alienígena actuase de esta manera debería ser enormemente infeccioso. Esto limitaría sobremanera el tipo y naturaleza del mismo ya que el contacto parece ser su método de transferencia horizontal de huésped a huésped. Un ADN alienígena como el que se muestra en la película tendría algunos elementos de control genéricos que le permitirían asimilar, manejar, así como traducir el ADN de cualquier especie.
En una célebre escena, el doctor del equipo que realiza una autopsia detecta lo que él llama "una cierta actividad celular en los restos" y afirma que "aún no están muertos". Tras la muerte, efectivamente, resta actividad celular que, dependiendo del tiempo transcurrido, el huésped puede ser revivido.
El ser extraterrestre es hallado sepultado en hielo, tras ser expulsado aparentemente de la nave espacial en la que viajaba, hace más de cien mil años. Encontrar tejido biológico intacto congelado en hielo puede ser aceptable, ya que, después de todo, muchos mamíferos de la Edad de Hielo han sido descubiertos aceptablemente preservados. Sin embargo, una forma de vida cognitiva, pensante, intacta y exitosamente revivida después de haber permanecido congelada durante milenios resulta difícilmente aceptable.
La principal tesis científica del film supone que el ADN es universal. Tal y como el protagonista principal, MacReady, lee en las páginas del diario de otro de los miembros del grupo, Blair: "Podría haber imitado un millón de formas de vida en un millón de planetas. Podría convertirse en cualquiera de ellas en cualquier momento. Necesita estar solo y cerca de una forma de vida para ser asimilada."
En principio, el ADN alienígena podría operar como un virus. No necesita todo el código genético para hacer un organismo completo y se podría basar o utilizar en el huésped para proporcionar los componentes necesarios. Mejor dicho, como un virus, sólo necesita utilizar los genes necesarios para controlar y dominar la voluntad del huésped. Parte de la biblioteca de genes alienígenas serían las instrucciones dedicadas a controlar el crecimiento de tejidos y huesos. Quizá el ADN alienígena posea genes capaces de superamplificar lo que los respectivos huéspedes proporcionan, tal como un sistema inmunológico, capacidad de comunicación, poderes cognitivos, los distintos movimientos del cuerpo, etc.
La criatura extraterrestre puede modificar y adoptar distintas formas, según su propósito, debe poseer alguna clase de memoria genética que e permita recordar qué ADN en concreto ha tomado de huéspedes previos y así utilizarlo a conveniencia. Por ejemplo, en la mítica escena en la que de la cabeza de uno de los hombres brotan repentinamente una especie de patas articuladas que la permiten desplazarse por el suelo de la habitación. Hay que decir, en relación a esto, que no se conocen segmentos de ADN en el genoma humano con código para semejantes apéndices. La cosa debe haber recordado genéticamente esta característica de un huésped anterior y haberlo usado como mecanismo de defensa, de escape o fuga. Si es cierto, entonces la mente del extraterrestre puede influenciar significativamente cuáles genes se usan en cada momento. Fascinante adaptación, sin duda.
Otro aspecto reseñable consiste en que la capacidad mórfica de la criatura parece conllevar, muchas veces, dolor extremo. El dolor es dolor y ya que la cosa posee una asombrosa habilidad a la hora de mutar su ADN, asimismo debe disponer de alguna forma de minimizar ese dolor. De hecho, los mamíferos poseemos unos analgésicos naturales llamados endorfinas que alivian el dolor físico. Éste está causado por fallos eléctricos entre las uniones donde las fibras nerviosas conectan con células y tejidos. El alienígena de la película, muy probablemente, dispone de la habilidad necesaria para sintetizar alguna clase de pequeñas moléculas, seguramente péptidos, que, de alguna forma, imitan los efectos supresores del dolor. Estas moléculas recorrerán los cuerpos de los organismos huéspedes con el fin de minimizar el sufrimiento experimentado debido a sus variadas mutaciones y morfismos.
Si, por otra parte, asumimos que el ADN constituye la base de todas las formas de vida (o al menos algunas fuera de nuestro sistema solar) ¿existirá la posibilidad de que nuestro ADN y el suyo se puedan entremezclar, resultando en algo verdaderamente exótico? ¿Sería este ser híbrido viable y plenamente funcional? Posiblemente. ¿Podría infectar, mutar y cambiar su apariencia física tan a menudo como se refleja en la película? Probablemente. Ahora bien, ¿el proceso podría desarrollarse tan velozmente como parece suceder en la pantalla? Permitidme que lo dude...
Fuente: Blog Física en la Ciencia Ficción